
El tema pues, sobre el cual escribir, es un asunto que debe decidir quien tenga el deseo de hacerlo o esté en la necesidad de presentar un texto escrito. La calidad, cantidad y profundidad de su composición dependerá de lo que necesite expresar, conozca y/o investigue del tema. Lo común es que la mayoría de los alumnos no tienen conciencia de la poderosa herramienta que es la escritura en los procesos de comprensión. Personalmente, puedo decir que leer y redactar fueron ejercicios recurrentes que asumí como estrategias de aprendizaje durante mi formación académica; la descubrí por casualidad y la sigo utilizando hasta ahora, por lo que, definitivamente, comparto esta postura.
Ahora bien, no basta con simplemente escribir, es necesario estar implicados emocionalmente con los textos que se crean. Estar conscientes de que su estructuración se da en varias fases: elaboración de un borrador, revisión, reedición y redacción del texto final. Por supuesto, si lo que se quiere es reflexionar brevemente sobre una lectura realizada, o incluso, una experiencia de vida (para ello son ideales los diarios) tal vez no sea necesario una reedición, pero este simple ejercicio de escritura diaria pude ayudar a la instauración del hábito. El perfeccionamiento del mismo se logrará con la práctica constante y comprometida. Para llegar a ser un escritor competente es necesario querer hacerlo cada vez mejor.
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