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viernes, 3 de diciembre de 2010

El emisor y su texto

Aunque con muy poca frecuencia hallamos reflexiones en relación a esta temática, es importante considerar lo determinante del rol que desempeña el emisor y la relación que se establece entre éste y su texto. Sus características personales (edad, sexo, formación académica, circunstancia de enunciación, entre otros de tipo psicológicos y sociales) serán clave en la estructuración tanto externa como interna de su composición. 

En este contexto también se inserta lo que señalan Scardamalia y Bereiter (1992), quienes dicen que no es lo mismo  “decir el conocimiento” que “transformar el conocimiento”. Desde el punto de vista motor, ambos  ejercicios de redacción contemplan más o menos las mismas tareas, no obstante, no ocurre así desde una perspectiva intelectual. El primero exige sólo la capacidad de recordar, el segundo requiere una actividad cognoscitiva exigente, es decir, es un esfuerzo consciente y concentrado que conduce a la creación de conocimiento (Bereiter y Scardamalia, 1987).

Por otro lado, quien escribe despliega toda una gama de decisiones que afectan tanto el contenido como la estructura del texto. No importa qué tanto conocimiento o conciencia tenga en relación con las tipologías textuales y las distintas posibilidades de abordar un tema, indefectiblemente, como autores, siempre se está obligado a tomar decisiones de cómo hacerlo, las cuales serán más o menos asertivas en función de la experiencia. Obviamente nos estamos refiriendo al acto de la pura "composición", no al de la "transcripción" que aunque no desmerece es, definitivamente diferente. 


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