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martes, 11 de enero de 2011

Estrategias de producción escrita

Las estrategias de producción textual entran dentro de lo que se denomina "Planificación del texto" y que, según van Dijk (1990) forma parte del proceso natural y necesario que debe seguir todo escritor de elaborar un plan o esquema mental del texto que va a redactar. De ahí que se trate de un proceso complejo. Ahora mismo y para la estructuración de este artículo, yo estoy siguiendo una secuencia que considero lógica y que forma parte de lo expuesto por muchos teóricos: disposición o preparación (mental y física), es decir, reviso qué sé y qué otras cosas se han dicho de tópico que analizo; redacción de un borrador (aunque quisiera, no me es posible hacer un texto acabado de una sola vez, menos si este es largo y si su temática no es sencilla, por lo que, independientemente de mi competencia escritural, siempre hago varios intentos hasta conseguir decir exactamente lo que quiero y en la forma como lo quiero expresar), autoevaluación de lo escrito, revisión y reescitura (estos son pasos inevitables y necesarios, ningún texto podrá considerarse eficiente si tiene fallas estructurales, de contenido o gramaticales. Para finalizar, edición final y publicación del texto (sólo es válido si estamos satisfechos con lo que hemos hecho, si, para ese momento, no hay ningún aspecto que nos resulte incómodo, inadecuado o fuera de contexto)...después de todo lo expuesto, ¿quién se atreve a decir que escribir es un acto fácil? y pensar que en clases, a veces, lo solicitamos como si se tratara de transcribir (que es otra cosa). Esto de producir y pulir un texto exige tiempo, dedicación, esfuerzo, conocimiento y autocrítica... 

miércoles, 8 de diciembre de 2010

El lector y el texto

La habilidad de comunicar en forma eficaz se inicia en la oralidad y se profundiza mediante la ejercitación de la escritura y la lectura; habilidades que se complementan e interrelacionan. La diferencia entre ellas está en su momento de iniciación. Dadas las características de la lectura, esta tiene la posibilidad de comenzar al final de la primera infancia, aproximadamente hacia los cinco años (tal y como dice que inició su faceta de lector  el recién galardonado escritor peruano, Mario Vagas Llosa). La escritura, por el contrario, requiere de cierta maduración motriz e intelectual, evento  que ocurre en edades posteriores. 

¿Y qué tiene que ver todo esto con el lector y el texto? Bien, cuando se escribe, se ha dicho, es necesario tener presente al destinatario del documento, ya que cuando se lee, la decodificación resulta más o menos compleja en función del conocimiento que se tiene de la superestructura textual (forma) utilizada por el emisor. Dicho de manera sencilla, si el que lee está muy familiarizado con un determinado tipo de escrito, su lectura será más veloz y su compresión de la misma será más completa. Por tanto, el texto (si está bien escrito) no sólo será eficiente (en su el uso de los recursos para comunicar) sino que también será eficaz (pues ciertamente logrará su objetivo: transmitir una idea).

De manera tal que texto y lector se encuentran en la "experiencia" del último, mientras más avisado sea el que lee (tenga más experiencia), más posibilidades de entender tendrá. Su conocimiento de temas, estructuras y modismos hará menos complejo este proceso. Es por ello que Umberto Eco reconoce la importancia de la participación activa del lector y señala que el autor escribe, el lector decodifica y completa espacios de significación tomando como base su experiencia. Así autor, texto y lector cierran un ciclo de comunicación donde el que escribe impone estructura, contenido, estrategias discursivas y, el que lee dedica tiempo, esfuerzo físico e intelectual durante su interacción con el texto. Todo este recorrido tiene como resultado, según Petit y Segovia (1999), que el lector "altera" el texto en su recorrido y, a su vez, es "alterado" por éste.